“Mi wedding planner me ha recomendado, mi wedding planner me ha enseñado…”. Cada vez es más común escuchar frases de este estilo entre las novias. La figura de wedding planner es un concepto todavía algo desconocido en España, pero en los últimos años ha ido adquiriendo más fuerza y notoriedad. Tras dedicar la mayor parte de su vida a la educación, la doctora en educación musical, Nerea Arza, decidió dar un giro a su vida y perseguir uno de sus grandes sueños. Esta joven soñadora y apasionada de las bodas inició su pequeño, pero especial negocio en 2020 y como ella misma dice: “Soy de las que piensa que siempre hay algo que aprender”.
Usted era profesora, ¿qué fue lo que la motivó a dar el salto de la enseñanza al mundo de las bodas?
La verdad que no es algo que yo tenía previsto en mi cabeza, ni muchísimo menos. En ningún momento pensé en ser wedding planner o montar una empresa de bodas. De hecho en ningún momento pasó por mi cabeza montar una empresa. Fue una decisión muy natural y distendida en el tiempo. No fue algo de lo decido y lo hago.
Durante esa época, llevaba una vida bastante cargada de estrés. Al acabar la carrera en Educación Primaria (mención en Pedagogía Terapéutica) me fui a Madrid a hacer el máster del CAP para poder dar clases en Secundaria y Bachillerato y poder ampliar así la etapa educativa y no centrarme solamente en primaria. Una vez acabé eso, como me pareció poco lo que había estudiado y complementándolo con el grado profesional en piano, decidí hacer un doctorado en Educación Musical. Empecé a trabajar desde los 22 en el mundo educativo, pero sobre todo en el ámbito de la música. Al final han sido 15 años, como quien dice, que he estado trabajando y a la vez formándome.
En 2019 caí en una depresión. La vida me paró y decidí tomarme un descanso. Uno de esos días, me dió por comprarme una revista de Vogue, que no solía hacerlo, y en ella vi un curso de wedding planner que impartía Eva Colorín en la escuela Elle. Me llamó la atención y decidí hacerlo, pero con cero objetivo de ejercer, un poco como ocio.
Poco a poco empecé a ver la luz otra vez y aprovechando la cuarentena empecé a hacer shootings recreando bodas y decoraciones y me abrí una cuenta de Instagram, de nuevo sin el objetivo de dedicarme a ello solo porque me gustaba. Con el tiempo empecé a subir mogollón de seguidores y a recibir muchas peticiones para hacer bodas. Era un mundo que me gustaba y me lancé a organizar un par con la ayuda de mi pareja. Y así poco a poco se fue dando todo de una forma muy orgánica.
Hoy en día es difícil empezar un negocio de cero y dar a conocer una marca pequeña frente a la competencia de grandes empresas y más en sectores quizás no tan valorados como el suyo. ¿Cuáles fueron los mayores desafíos que tuvo que enfrentar durante el proceso de creación?
Primero de todo tomar la decisión de dejar mi trabajo como profesora, un trabajo que me daba estabilidad y seguridad, y lanzarme a un mundo, que aunque me apasionaba, era más desconocido. Al final, nadie me aseguraba que el proyecto fuese a salir bien y era dejar mi zona segura para probar algo totalmente distinto a lo que había hecho hasta el momento.
Otro aspecto retador para mí fue el simple hecho de ser autónoma. Nadie te cuenta lo que hay detrás de una empresa y el trabajo y las habilidades que conlleva dirigirla.
Por lo general, una persona autónoma piensa en una idea, en un proyecto y le da forma, ve la viabilidad, la rentabilidad… Yo no hice ni un estudio de mercado, ni vi si era rentable o no rentable, nada que ver. Aparte yo no tenía estudios ni experiencia en el sector financiero o empresarial, entonces fue todo nuevo para mi. Te diría que todo el camino ha sido un gran desafío, pero a la vez un proceso que he disfrutado muchísimo.
En los últimos años la oferta de wedding planners ha ido creciendo. ¿De qué manera cree que se diferencia su empresa del resto o que es lo que la hace especial?
Si que es verdad que el trabajo de wedding planner está en auge ahora mismo. Surgió en Estados Unidos cuando la mujer se introdujo al mercado laboral y es ahí cuando se necesitaba una persona para organizar las bodas, ya que antiguamente no podía hacerlo. Poco a poco esta figura fue llegando a España.
Las empresas de wedding planner más potentes o con más nombre y que llevan más tiempo en el sector, llevarán unos 10-15 años a nivel España. Es difícil competir con esas primeras, ya no solo por la experiencia que tienen sino por la fama que han ido adquiriendo con los años: muchas bodas a las espaldas, muchos seguidores, muchos invitados que han ido a sus bodas y han hablado bien… Al final, el boca a boca y las redes sociales son una herramienta con mucho poder y cuando ésta es tan fuerte, da mucha ventaja a la empresa. Cuando tienes muchos seguidores es muy fácil conseguir más, lo complicado es empezar a tenerlos y conseguir esa visibilidad.
Cuando empecé, me costó un poco conseguir clientes porque al final siempre van a tirar por empresas que ya tengan una trayectoria y un nombre, pero poco a poco uno va haciéndose ver. Aquí en Bilbao las empresas son más pequeñas, de una a tres personas suele ser lo normal, y todas somos un poco parecidas en lo que a nivel organizativo respecta. Lo que yo diría que más me diferencia es la parte estética y la identidad de marca. La parte de decoración diría que es el punto más fuerte que tengo y lo que más disfruto, y creo que eso se nota en mi trabajo. Cuido mucho los detalles y no sé, es algo que siempre me ha gustado mucho y a lo que dedico mucho cariño.
Bodas Muy Mía es un nombre muy característico y llamativo ¿Qué significado tiene para usted?
Pues una vez más fue algo nada pensado porque como te digo, yo abrí un Instagram pensando en seguir a proveedores del sector. Al principio pensé directamente en mi nombre, pero en ese momento le daba mucha caña a mis redes sociales de manera personal, que ya llevaban mi nombre y mi apellido. Además, no me veía con el nombre de empresa de Nerea Arza ya que, aunque sea yo la cara visible y el inicio de esto, hay un equipo detrás y a mí me gusta mucho la mentalidad de equipo.
Desde hace unos años pensaba en nombres para mis hijos e investigando el mío, que aunque viene del griego, vi que en Euskera significa mío/a, de pertenencia. Mía es un nombre que siempre me ha gustado mucho y dije, pues Bodas Mía, pero sonaba un poco raro. Entonces se me ocurrió muy mía y me gusto mucho porque al final tiene implícito mi nombre y representa un poco como me gusta hacer las bodas muy tuyas, muy mías y sentirlas personalizadas. Creo que sugiere mucha intimidad y algo especial, íntimo, como de cada uno. Si que es verdad que el nombre lo pensé poco y esta idea que te cuento ahora, es algo que he ido madurando con el tiempo y que me he dado cuenta que significa para mí.
No mucha gente da importancia o cree necesaria la figura de una wedding planner, pero para muchas parejas es un gran ¿Cómo es su relación con la pareja y cómo logra esa relación de trabajo y cercanía para cumplir sus deseos?
Mi objetivo o lo que busco es establecer una relación muy cercana con la pareja y conocerlos muy bien. Para mi no es una batalla de a ver quien vende más churros. Me gusta que la pareja se sienta a gusto y cómoda ante todo. Al final nosotros trabajamos entre un año o año y medio con las parejas y siempre dedicamos mucho tiempo a conocer cómo son, cómo imaginan su boda, a qué le dan más importancia y a qué menos, qué quieren sí o sí y qué no les gusta tanto, con qué cosas van a sentirse cómodos y con qué no… Alguna vez me ha pasado que me preguntan si hay que hacer baile de pareja, como si fuera obligatorio, y no, no hay que hacer nada que no quieras. Es tu boda, es tu día. Por eso desde el primer día trabajamos mucho en conocerlos: tenemos reuniones presenciales, videollamadas, les paso un cuestionario… Una vez hecho, trabajamos en base a esos gustos, pero manteniendo también mi imagen de marca. Yo tengo un estilo, entonces siempre me adapto a la pareja, pero sin salirme un poco de lo que es Bodas Muy Mía.
El presupuesto que tienen también es importante porque muchas veces me vienen con grandes ideas, pero un presupuesto algo justo para lo que quieren. Entonces para mí es importante asegurarme de que sepan que no todo se puede hacer siempre y que eso no les genere desmotivación o excesivas preocupaciones. Pero lo que te decía antes, para mi sin duda lo más importante es el feeling y siempre les insisto que antes de cerrar contrato conmigo vengan a conocerme y que hagamos las reuniones que necesiten para conocernos. Vamos a trabajar mucho tiempo juntos y somos un equipo entonces no vale con: voy a entrar a la tienda, me compro una camiseta y me voy. Es un proceso que vamos a crear día a día para llegar a uno de los momentos más especiales de su vida juntos y es vital que rememos en la misma dirección.
Destacar en su trabajo requiere de una actualización constante de conocimientos en lo que a las últimas tendencias en el sector nupcial respecta y de detalles que la diferencien del resto. ¿Cómo hace para mantenerse inspirada y estar en ese constante flujo de ideas, diseño y creatividad?
La herramienta que más utilizo a día de hoy para inspiración es Pinterest. Hago carpetas para todas mis parejas y luego tengo otras más generales para ideas que me gusten o me llamen la atención. A veces vas guardando cosas, pensando en una boda en concreto y otras veces es simplemente inspiración. Algunas veces cojo revistas o leelo blogs de otras wedding planners y también de decoración. No me gusta cerrarme solo a una fuente y la decoración también me inspira mucho.
¿Cuál diría que es la parte más gratificante o que más disfruta de todo el proceso de planificación de una boda?
El tema de las celebraciones y los eventos me encanta. Soy una persona muy emocional, y es algo que me mueve muchísimo. Luego la parte de la decoración, de todo lo que hago, es lo que más me gusta y por lo que soy wedding planner. Me encanta acompañar a la novia a elegir el vestido, ayudarles a buscar el fotógrafo más adecuado, las flores, la tarta…Crear algo de cero y ver el resultado final del gran día y las caras de los novios y los invitados, es un orgullo y una sensación muy gratificante. Todo el proceso es muy bonito y yo me emociono en todas mis bodas, me las tomo como si fuesen mías. Creas un vínculo muy especial con ellos y muchos se convierten en grandes amigos. Al final durante año y medio tú te conviertes en su hada madrina.
Mirando 3 años atrás y viendo todo lo logrado, ¿cree usted que tomó la decisión correcta al saltar al vacío con este gran sueño?
Llegar a donde estoy hoy no ha sido fácil, pero no me arrepiento. He pasado momentos muy duros que no volvería a repetir, pero creo hay que quedarse con lo positivo. Yo siempre digo una frase de escuchar a tu voz interna, esas vibras, esa magia, esa energía… Yo creo que el mundo es muy sabio y la vida es maravillosa. Entonces cuando viene una cosa así, que la sientes, hay que escucharla y hay que atenderla. No hay que ponerse una banda en los ojos y decir, bueno, si no lo miro no está. Yo no soy de esa teoría, hay que enfrentarse.
Ser autónoma tiene sus partes buenas y sus partes malas, pero como ser funcionario. Ningún trabajo es perfecto aunque si te diría que, a día de hoy, para mi esto es lo más perfecto porque es lo que quiero hacer, lo que me gusta, lo que mueve y no me arrepiento de haber tomado esta decisión.
¿Qué es lo que le ha enseñado esta experiencia de emprender con algo en lo que quizá no todo el mundo confía?
Lo que más he tenido que trabajar es la incertidumbre y aprender a convivir con ella. Para mí la incertidumbre es sinónimo de ansiedad y el ser autónoma implica mucha incertidumbre porque no sabes lo que vendrá cada mes. Exige mucho tiempo y dedicación. Al final esto es como un hijo, si lo mimas y lo quieres y es algo tan creativo, estas con ello en la cabeza 24/7.
Y luego están las dudas. Hay veces que dudas de si estarás haciéndolo bien y te agobias porque dependes de ti. A veces incluso si no va bien te culpas aunque se deba a factores externos.
Definitivamente a mí me ha retado este proyecto y me ha enseñado a aprender a convivir con esa incertidumbre y aceptar que es algo que siempre va a estar porque lo desconocido y el no saber es lo que provoca, pero con el tiempo es algo que se aprende a manejar.